22 diciembre 2009

SUIZA, LOS ALPES, RELOJES, CHOCOLATES Y…VINOS!

Normalmente cuando se nos habla de Suiza, uno tiene esa referencia cultural al étnico “crisol de razas”, o a la geográfica visión majestuosa de Los Alpes, también a la fama hecha de toda la relojería suiza, o sus famosos chocolates, pero hoy sería también muy importante tomar en cuenta a Suiza en todo lo que tiene que ver con el mundo vitivinícola.
Su tradición histórica no queda muy clara, ya que la historia del vino en Suiza, se le ha disputado entre romanos y celtas, un estudio hecho por la directora del Museo de la Viña, Anne Dominique Zufferey, que sostiene que sus viñedos datan de 600 años antes de que su territorio fuera ocupado por los romanos, determinando un origen celta, pero otros estudios adjudican que una gran cantidad de viñas fueron sembradas por los romanos, al mando del imperio de Julio César, como los viñedos de Réze, Arvine, y Amigne.
Actualmente hay plantados en el país, casi 30.000 hectáreas en viñas, las regiones donde más se concentran los cultivos son Valais, Vaud y Ginebra, aunque hay plantadas viñas en los más de 20 cantones de la comunidad helvética. En este sentido, hay que señalar que el entorno es muy variado, con valles que superan los 1000 metros de altitud, y viñedos muy bajos, que se encuentran regados por los lagos Ginebra y Neuchatel, también hay que tener en cuenta que los cantones poseen diferentes nacionalidades, y en consecuencia, tradiciones vitivinícolas muy diversas.
El consumo anual de Suiza es de 41 botellas de vino por persona, es el octavo país importador mundial de vinos, y el 98% de lo que se produce se destina al mercado interno, importa vinos de Italia, Francia, España, Estados Unidos y Portugal, pero en los últimos años, Argentina y Chile se vienen posicionando favorablemente.
Las variedades más comunes que se pueden localizar en las viñas suizas, son Merlot, Pinot Noir, Gamay, Chasselas, Riesling, Silvaner, y a raíz de muchas innovaciones que se han ido realizando en los últimos tiempos, se han creado nuevas variedades como la Gamaret y la Garanaoir, aparentemente muy resistentes en las zonas más frías, y también se han producido innovaciones tecnológicas para mejorar las cepas Arinaroa, Cornalin, o la Heida, entre otras.
Tendremos que empezar a asociar a Suiza no solamente a la nieve, sus picos montañosos, sus delicados chocolates, y la calidad de sus relojes, sino también tener en cuenta la realidad de esta interesante inclusión, con relación a todo el panorama vitivinícola mundial. Bon Appetit.
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