07 abril 2010

CABERNET FRANC…Y SUS “LOCOS BAJITOS”.

A veces se nos hace difícil hablar de una variedad con tan importante historia, porque es cierto que el Cabernet Franc tiene origen en Francia, en la ciudad de Burdeos, pero también es llamativamente significativo quienes serían sus herederos, ya que sus dos principales descendientes serían nada más y nada menos que el Cabernet Sauvignon y el Merlot, y no es necesario aclarar que forman toda una importante familia bordolesa.
El origen del Cabernet Franc es, como señalábamos, de Burdeos, y la mayoría de las viñas de esta cepa, se encuentran en esta región y en el Valle de Loira, con unas 35.000 hectáreas plantadas. Esta cepa también cuenta con otras denominaciones, entre las que se conocen Bordo, Bretón, Capbretón, Bouchy, Verón, etc, pero lo más destacado es quienes serían sus descendientes, ya que según estudios ampelográficos realizados hace unos años el Cabernet Sauvignon, (al cual se lo llegó a conocer como el “salvaje de las cavernas”), descendería de la cruza entre el Cabernet Franc y el Sauvignon Blanc, y en una investigación más reciente, del Institut FranÇais de la Vigne et du Vin, señala que el Merlot también descendería del Cabernet Franc, con lo que uno pensaría que no necesariamente, la fama y el esplendor de los hijos, va a ensombrecer la presencia y la personalidad del padre, sino que muchas veces la enaltece.
Algunas características que presenta el Cabernet Franc es que se adapta muy bien a climas fríos, madura antes que el Cabernet Sauvignon, siendo más vigorosa, pero con menos taninos que su descendiente, tiene una menor acidez, posee piel fina, los racimos son pequeños, de forma alargada y muy compactos, y unas bayas pequeñas que se cultivan con gran éxito, no solo en Francia, sino también en Australia, Sudáfrica, Nueva Zelanda, Argentina, Chile, e incluso en los Estados Unidos.
En el aspecto visual, el Cabernet Franc, tiene menos color que el Cabernet Sauvignon, (que parece haber adoptado los pimientos y el cassis de su padre, pero con mayor intensidad), destacándose sus aromas frutales, y marcadamente aromáticos. Se suele encontrar algunas veces a toda la familia reunida, y en ocasiones ambos Cabernet comparten un mismo espacio, quizás con la idea de ir atemperando a su indomable descendiente, que a pesar de su intempestuosidad, ha ido madurando y asimilando gestos y conductas, y sobre todo un respeto tal, que les permitió a todos convivir juntos para regalarnos una innumerable cantidad de agradables y reconfortantes sensaciones y emociones. Bon Appetit.

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