
El origen del Cabernet Franc es, como señalábamos, de Burdeos, y la mayoría de las viñas de esta cepa, se encuentran en esta región y en el Valle de Loira, con unas 35.000 hectáreas plantadas. Esta cepa también cuenta con otras denominaciones, entre las que se conocen Bordo, Bretón, Capbretón, Bouchy, Verón, etc, pero lo más destacado es quienes serían sus descendientes, ya que según estudios ampelográficos realizados hace unos años el Cabernet Sauvignon, (al cual se lo llegó a conocer como el “salvaje de las cavernas”), descendería de la cruza entre el Cabernet Franc y el Sauvignon Blanc, y en una investigación más reciente, del Institut FranÇais de la Vigne et du Vin, señala que el Merlot también descendería del Cabernet Franc, con lo que uno pensaría que no necesariamente, la fama y el esplendor de los hijos, va a ensombrecer la presencia y la personalidad del padre, sino que muchas veces la enaltece.
Algunas características que presenta el Cabernet Franc es que se adapta muy bien a climas fríos,

En el aspecto visual, el Cabernet Franc, tiene menos color que el Cabernet Sauvignon, (que parece haber adoptado los pimientos y el cassis de su padre, pero con mayor intensidad), destacándose sus aromas frutales, y marcadamente aromáticos. Se suele encontrar algunas veces a toda la familia reunida, y en ocasiones ambos Cabernet comparten un mismo espacio, quizás con la idea de ir atemperando a su indomable descendiente, que a pesar de su intempestuosidad, ha ido madurando y asimilando gestos y conductas, y sobre todo un respeto tal, que les permitió a todos convivir juntos para regalarnos una innumerable cantidad de agradables y reconfortantes sensaciones y emociones. Bon Appetit.