26 julio 2009

CABERNET SAUVIGNON: EL VERDADERO REY.

A lo lejos de la colina, se descubre un gran castillo, de lejos se perciben por los amplios jardines, aromas florales, delicados, pero a la vez intensos, la gente que camina entre las coloridas libustrinas lo adjudica a los aromas que su majestad deja a su paso. Es que en el Chateau mora la presencia a la que todos le rinden pleitesía.

Es el Rey de Reyes. Se llama Cabernet, y su apellido es Sauvignon. Quienes tienen la fortuna de poder verlo, sostienen que su majestad tiene un color que representa la fuerza y la intensidad de carácter, que cualquier semejante querría ser su acompañante, su vivacidad está a flor de piel, quien tuvo oportunidad de sentir sus perfumes, admiten que nadie se le
compara, que es extrañamente complejo, que las flores y las frutas que adornan su sensualidad, compiten con especies y aureolas de humos celestiales.

Todos y, especialmente todas, desean compartir sus labios, su sedosidad persistente, su imponente virilidad, su personalidad atrapante, sus muecas histriónicas que saben que siempre va a ser él, el dueño de las miradas del mundo. El es el único que puede viajar por todo el planeta, presentando su hidalguía, recordando quien es el rey, recordando que sus canas manchan de sabiduría su conocimiento, que es el más requerido por todos por su pasado, consiguiendo enorgullecer a sus semejantes, precisamente por su recorrido histórico, y por ser sencillamente tan equilibrado.

No es uno más, es quizás tan discutido por su frontalidad, que difícilmente se lo olvide, o que pase desapercibido, la envidia no lo carcome, en realidad, su soberbia le permite andar tan solo por el mundo, que hasta puede darse el gusto de caminar ganando admiración, y mirar hacia atrás, percibiendo como claman persistenetemente su viril presencia, y es que estamos hablando de él, de un verdadero Rey de Reyes. Bon Appetit.
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