Los anchos pasillos de la sala albergaban a 150 expositores de 45 regiones vitivinícolas de España y del mundo, en 100 stands, y a lo largo de esa recorrida que usualmente uno realiza degustando uno y otro producto, tuvimos la oportunidad de reparar en dos pequeñas botellas en el stand de Australia, que presentaba los vinos de Seppeltsfield. Uno de ellos el 1909, 100 años de edad, un vino fortificado de gran excelencia vinícola, de la región de Barossa Valley, y cuyas variedades que la componían eran la Shiraz, Mataró y Garnacha, resultaba realmente increíble en todo sentido. Es que este vino, que se envejece en barricas de 500 litros, presentaba un color rojizo, inclinado a un verde amarronado, que despedía unos aromas tan complejos, (y bien cabe este término en este caso), en los que se podían descubrir frutas como la ciruela madura, pasas, muy acaramelado y con clásicas notas de vainilla, pero esto no terminaba ahí, su sabor, con la viscosidad propia de los 23° de alcohol, transmitía fielmente lo que se presentaba en la nariz, y agregaba un increíble paso de madera, que sin embargo, no llegaba a eclipsar a la fruta. Su frescura y sus intensos taninos, cerraban un equilibrio tan armonioso que las palabras redundaban girando y girando, sobre el aura de esta espléndida bebida australiana. Salud a todos y Bon Appetit.